Hace setenta mil años

El año 2013, el astrónomo Ralf-Dieter Scholz publicó el descubrimiento de una estrella poco brillante en la constelación de Monoceros. Se trataba de una estrella binaria, es decir un sistema de dos estrellas; en este caso una enana roja y una enana marrón. Los dos tipos de estrellas son pequeñas y poco brillantes. De hecho, las enanas marrones se asemejan más en Júpiter que a una estrella normal. No tienen suficiente masa para entrar en ignición y básicamente emiten radiación infrarroja. A primera vista sueño imposibles de ver a pesar de que están “relativamente” cercanas. Sólo unos veinte años luz de distancia.

Estrella de ScholzDe momento le han puesto el nombre de estrella de Scholz, y habría pasado completamente desapercibida si no fuera porque hace unos meses, unos astrónomos del Observatorio Europeo del Sur se dieron cuenta que el movimiento aparente de esta estrella era sorprendentemente pequeño. En realidad el que era pequeño era el movimiento tangencial, es decir la manera como aparentemente se movía hacia un lado si lo miramos desde el Solo. Entonces le dieron un segundo vistazo más detallado, fijándose no en las características de las estrellas sino en el camino que traían.

El motivo es que si estás en un lugar donde todo el mundo se mueve y ves alguien que aparentemente no se desplaza, una posible explicación es que venga directamente hacia tú o se aleje de tú. Por eso miraron el desplazamiento al rojo, que se la manera de ver si una estrella se acerca o se aleja, y efectivamente, la estrella de Scholtz se está alejando del sistema solar.

La gracia es que, cuando rehicieron la trayectoria que había seguido encontraron que hace 70.000 años pasó a rozar del sistema solar. Tanto que llegó a transitar por dentro del que denominamos nube de Oort, la zona donde se cree que hay los cometas que acompañan al Sol y que ocasionalmente caen hacia el interior de sus órbitas.

Aún así, seguía estando muy lejos. En el momento de máxima proximidad estaba a 0,8 años luz del Sol. O en otras unidades de medida, a 50.000 unidades astronómicas. Es decir 50.000 veces la distancia entre la Tierra y el Sol. Nos puede parecer mucho, pero en términos astronómicos es una distancia minúscula.

Los astrónomos han medido el efecto gravitatorio que pudiera tener, especialmente desestabilizando las órbitas de los objetos de la nube de Oort y han llegado a la conclusión que sería un efecto muy leve. Después de todo, es una estrella pequeñita. Ahora bien. Si lo pensamos un momento, quizás la estrella de Scholtz traiga su propia nube de Oort, y entonces fuimos nosotros los que cruzamos su zona de influencia. Quizás algunos meteoritos o comillas que pensamos que venden de nuestra nube de Oort llegaron procedentes de la nube de la estrella de Scholtz.

Qué efecto pudo tener todo esto? Ni idea. En realidad ni tan solo sé si efectivamente tiene una nube. No tenemos datos y sólo podemos especular. Pero por una interesante casualidad, hace precisamente setenta mil años, algunos grupos humanos estaban iniciando la migración que los traería a salir de África y esparcirse por el planeta. En condiciones normales, incluso tan cerca aquella estrella sería invisible. El que pasa es que ocasionalmente emiten flashes de luz de duración variable, de forma que quizás sí que algunas de aquellas tribus nómadas se dieron cuenta que algo brillando había aparecido al cielo.